En este septiembre, mes de la patria, nos gustaría honrar al sargento mayor, Don Francisco Javier Molinas, quien fuera un valiente y aguerrido español que luchó codo a codo con los más reconocidos héroes de nuestra independencia. Este español, oriundo de Cataluña, combatió en casi todas las batallas por la emancipación chilena, en prácticamente todos los frentes.
El historiador Barros Arana, en su “Historia de Chile” lo menciona innumerables veces 1), describiéndolo como un militar desbaratado, pero célebre por su intrepidez en las batallas. Además, nos entrega el dato sobre una carta que escribe Molina estando preso por 7 meses en el Cuartel N.º 7, solicitando su libertad al Senado, en donde hace una especie de reseña de sus heroicos servicios, que lo harían merecedor de su restitución al servicio por la patria. El historiador describe esta pieza como “desordenada y jactanciosa hasta el ridículo, pero que contiene noticias útiles para la historia”. Es gracias a este documento que sabemos interesantes detalles de la vida de este temerario antepasado 2).
Como por ejemplo que en 1793, en la frontera hispano-francesa, nuestro héroe quemaba sus primeros cartuchos en combate, luchando en la llamada Guerra de la Convención, también conocida como Guerra del Rosellón o de los Pirineos, donde españoles le declararon la guerra a la Primera República de Francia en un esfuerzo coordinado de las monarquías europeas para contener la Revolución.
Luego le tocó participar en otro conflicto, esta vez contra Gran Bretaña. En esta oportunidad, Españoles y Franceses se unían para luchar contra los Británicos y su expansión. Esta guerra conocida como guerra anglo-española se produjo entre 1796 y 1802.
Tiempo después, a comienzos del siglo XIX, emigró hacia Argentina. Estando allí entre 1806 y 1807 el Imperio Británico puso en marcha lo que se conoce como las Invasiones Inglesas, que fueron 2 intentos fracasados de anexar esta colonia española a sus dominios. En el marco de esta invasión, el 14 de agosto de 1806, 84 correntinos vecinos de la ciudad, con la intención de luchar por recuperar la capital, se reunieron y formaron la Compañía de Cazadores Correntinos, del cual el “catalán” Molina formó parte.
El 4 de noviembre de 1806 la compañía es enviada hacia Montevideo, movilizando a todos sus efectivos disponibles, a quienes se les ordenó reunir todas las armas y caballos posibles. Este enfrentamiento resultó en derrota para los defensores frente a los ingleses. Los Correntinos volvieron a luchar el 2 de junio de 1807 en la defensa del Puente de Barracas y en el combate de los Corrales de Miserere. En esas acciones, Francisco Javier Molina fue uno de los 5 heridos de la compañía.
Ya en Chile, se avecindó en Concepción, donde fue comerciante “de muy buen giro”, como lo señala el mismo en su carta. Fue allí, en mayo de 1809, donde se casó con Concepción Berbén, con quien formó una familia.
Pero “el catalán” era un guerrero innato, y no dudo prontamente en abrazar la causa independentista. Entre marzo y abril de 1813, después de que Antonio Pareja se tomara Talcahuano y Concepción con su ejército Realista, se fugó de dicha ciudad para unirse a José Miguel Carrera y al ejército que se estaba organizando en Santiago.
Después de esto, Molina no paró, participó de las 3 campañas militares que implicaron la guerra de la Independencia, incluyendo en ellas 95 choques y acciones bélicas, recibiendo en ellas siete heridas de guerra. Finalmente, con sable en mano, terminó cayendo en combate durante un asedio que el realista Vicente Benavides puso sobre Las Vegas de Talcahuano entre octubre y noviembre de 1820.
En 1821, su viuda, doña Concepción Berbén, solicita al gobierno de Chile la pensión de Montepío, donde expresa lo siguiente:
Con fecha 10 de este mes, recibí la funesta noticia de haber fallecido mi marido en las vegas de Talcahuano, en las inmediaciones del Portón, en defensa de nuestra sagrada causa. Él recibió la muerte del enemigo, dejando la memoria de sus heroicos servicios a favor del sistema liberal. Sin embargo, mi desgracia prolongada con su fallecimiento me ha dejado en la absoluta mendicidad, con tres tiernos e ignorantes hijos, lo que me hace suspirar la falta de mi consorte en medio del gemir continuo de estos infelices párvulos. Esta digna víctima, sacrificada al implacable furor de los enemigos, exige de necesidad toda la consideración de Vuestra Excelencia para con sus hijos e infeliz viuda, desamparada de todo auxilio. Vuestra Excelencia, suplico decretar que, correspondiendo mi viudedad a la clase de Montepío que debo obtener como mujer legítima de un oficial que ha finado en el campo del honor, se me contribuya la mesada correspondiente a la graduación de mi finado consorte por los ministros del tesoro.
El Legado del Catalán Molina: Un Linaje de Honor Militar
Francisco Javier Molina dejó una huella imborrable en la historia de Chile. Su legado no solo se refleja en sus valientes acciones, sino también en una descendencia que, aunque no fue numerosa, destacó por su vocación militar. Algunos de sus herederos, inspirados por su ejemplo, optaron por privilegiar la vida militar sobre la familiar, lo que podría explicar en parte su linaje reducido. Sin embargo, una rama de su árbol genealógico logró expandirse, permitiendo que el legado del catalán Molina llegue hasta nuestros días. Este repaso genealógico no solo explora el árbol familiar de Molina, sino también la trayectoria de aquellos que, siguiendo sus pasos, eligieron las armas y el servicio a la patria como el eje central de sus vidas, manteniendo vivos sus valores de coraje, honor y sacrificio.
I. Francisco Javier Molinas, español, casado con doña Concepción Berbén. Falleció en combate, el 10 de noviembre de 1820. Su cuerpo fue enterrado en la parroquia del puerto de Talcahuano. Su esposa al presentar la solicitud de pensión de Montepío dijo que había contraído matrimonio en Concepción durante el mes de mayo de 1809, siendo padrinos el sargento mayor don Joaquín Huerta y su esposa doña Mercedes Bastidas. Además, dijo que de aquel matrimonio habían nacido 4 hijos legítimos; Francisca, Jose Dolores, Francisco de Paula y Jose Manuel.
Doña Concepción Berbén murió de aproximadamente 75 años de edad y fue sepultada en el cementerio general de Santiago el 28 de junio de 1865. Entrego su testamento el 15 del mismo mes ante el escribano Francisco Aliaga. En este documento declaró ser natural de Concepción, hija legítima de don Antonio Berbén y de doña Manuela Isla. En esta ocasión dijo que con su marido solo habían tenido 2 hijos; don Manuel y doña Francisca, y que ambos ya estaban muertos, pero que habían tenido dos hijos cada uno; don Francisco Javier y don Nicasio Molina, y don Marcos Segundo y don Francisco de Paula Maturana, los cuatro sus nietos y universales herederos.
- Francisca Molinas Berben, que sigue en el II-A.
- José Manuel Molinas Berbén, que continúa en el II-B.
- Francisco de Paula Molinas Berbén, que nació en Santiago el 31 de marzo de 1819 y fue bautizado ese mismo día en la iglesia de Santa Ana. Fueron sus padrinos el doctor don Eusebio Oliva y Doña Micaela Álvarez.
- José Dolores Molinas Berbén, que según el registro nació el mismo día que su hermano Francisco, el 31 de marzo de 1819, siendo sus padrinos los mismos. Posiblemente, eran mellizos o gemelos. De ellos no tenemos más noticias, por lo que es probable que murieran siendo pequeños.
II-A. Francisca Molinas Berbén, que según consta en la solicitud de Montepío presentada por su madre, nació en Concepción. Sus padrinos de bautizo fueron don Manuel Basabe y su tía, doña Mercedes Berbén. Fue la primera esposa de don Marcos Maturana del Campo, quien, el 1 de septiembre de 1825, recibió permiso del Ministerio de Guerra por decreto supremo para casarse con ella, cuando aún ostentaba el rango de capitán. Francisca falleció antes de 1840, ya que en ese año su marido, viudo, contrajo segundas nupcias con doña Trinidad Palazuelos.
Don Marcos Maturana fue un destacado militar que alcanzó el rango de General de Brigada. Ingresó al ejército el 1 de abril de 1818 como soldado en el batallón de los Húsares de la Muerte. Participó activamente en la batalla de Maipú y en la expedición Libertadora del Perú. Estos logros son solo una pequeña muestra de sus más de 57 años de servicio dedicados al ejército.
Fueron Padres de:
- Marcos Segundo Maturana Molina, General de División, fue bautizado el 15 de febrero de 1830, siendo sus padrinos don Juan barrera y su abuela doña Concepción Berben. Fue un destacado militar y coleccionista de arte chileno. Reconocido como héroe de la Guerra del Pacífico contra Perú y Bolivia, es también conocido por fundar el Museo Nacional de Pinturas de Santiago, que actualmente es el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile. Falleció en Santiago el 18 de mayo de 1892 soltero y sin descendencia.
- Francisco de Paula Maturana Molina, Sargento Mayor, bautizado el 2 de abril de 1832, en Santiago. Se casó en Constitución el 13 de diciembre de 1866 con Elena Luisa Rougg Elliott, hija de Santiago y Catalina. Murio el 5 de noviembre de 1900.
II-B. José Manuel Molinas Berbén, Capitán de la 6ª Compañía del cuerpo de Artillería. Nació en Santiago, el 30 de mayo de 1820 y fue bautizado ese mismo día en la iglesia parroquial de Santa Ana. Fueron sus padrinos don Francisco Tubin y doña Francisca Aliende. Se casó el 9 de octubre de 1843 con doña Emilia del Carmen Gacitúa, hija del sargento mayor de artillería, don Pedro Antonio Gacitúa y de doña Mercedes Mardones. Fue sepultado en el cementerio general de Santiago el 9 de julio de 1849. Según doña Emilia, su mujer, en la solicitud de pensión de montepío, su marido murió “perturbado de sus sentidos”.
Por su hoja de vida del ejército sabemos que estudió en la Academia Militar y que fue un alumno sobresaliente en aritmética, álgebra, geometrías prácticas y descriptivas. Que hizo la campaña al Perú con el ejército restaurador desde junio de 1838 hasta julio de 1839, hallándose en la batalla de Yungay. Fue profesor de matemáticas entre 1843 y 1844 en la misma Academia Militar. Finalmente, hizo la campaña a las colonias de Magallanes desde el 1 de octubre de 1845 hasta el 30 de marzo de 1848. Al parecer, en esta última misión, en la cual estaba acompañado de su familia, habría sufrido una especie de desequilibrio mental, lo que lo obligo a volver a Santiago, falleciendo a los pocos meses.
- Francisco Javier Molina Gacitúa, Contraalmirante de la Armada Nacional. Fue bautizado el 16 de junio de 1845 en San Isidro, Santiago, siendo sus padrinos don Erasmo Escala y doña Carlota Fernández. Ingresó a la Escuela naval el 15 de abril de 1858, perteneciendo al reconocido “Curso de los Héroes”. Murió soltero el 20 de julio de 1892.
- Nicasio Fermín Molina Gacitúa, que sigue en el III.
III. Nicasio Fermín Molina Gacitúa, bautizado en el puerto de San Felipe, en Magallanes, el día 14 de noviembre de 1847, a la edad de 33 días. Casado en Valparaíso, en la iglesia de los Doce Apóstoles el 7 de octubre de 1872 con doña Ludomilia Sotomayor, hija legítima de don José Santos Sotomayor y doña Sinforosa Larrañaga, siendo testigos el mismo padre de la novia y doña Mercedes Mardones de Gacitúa, su abuela materna.
Enviudo al poco tiempo de casado, el 7 de noviembre de 1878, cuando su joven esposa es sepultada en el cementerio parroquial de San Felipe, Aconcagua.
De los cuatro nietos del “catalán Molina”, fue el menos activo en lo militar. Según su hoja de vida en el Ejército de Chile, sabemos que el 9 de mayo de 1879 ocupaba el cargo de teniente en la 3.ª Compañía del 1.º Batallón del Regimiento Movilizado “Lautaro”. En 1882, se desempeñaba como teniente en la 4.ª Compañía del Batallón Movilizado “San Fernando”. Finalmente, en 1884, se retiró completamente del ejército.
Murió el 9 de junio de 1888 en Valparaíso, dejando a su madre, doña Emilia Gacitua a cargo de sus hijos:
- Manuel Molina Sotomayor, quien falleció soltero el 22 de mayo de 1897 a la supuesta edad de 22 años debido a una tuberculosis cerebral.
- María Estela Molina Sotomayor, bautizada en la iglesia parroquial de los Doce Apostoles de Valparaíso el 3 de diciembre de 1876 habiendo nacido el 15 de noviembre de dicho año. Fueron sus padrinos José Santos Sotomayor, su abuelo y Mercedes Carolina Gacitúa Arguelles. En 1899 solicito al congreso nacional una pension de gracia por ser nieta del Sargento Mayor de la Independencia Francisco Javier Molina. Se casó por el registro civil el 16 de noviembre de 1901 con Samuel O’Ryan Samaniego, dando su concentimiento su abuela paterna, doña Emilia Gacitúa viuda de Molina. Murió el 18 de febrero de 1946 en Valparaiso.
Dejo decendencia en:- Manuel O’Ryan Molina
- María O’Ryan Molina, quien se casó con Armando O’Ryan Montalva.
- Samuel O’Ryan Molina
- Javier O’Ryan Molina
Notas
↑1 | Es mencionado en la Historia General de Chile de Don Diego Barros Arana en el Tomo IX: paginas: 44, 47, 84, 97, 105, 108, 128, 131, 138, 287, 398, 403, 552, 563, 565, 576, 578, 595, 606, 607, 608. Tomo X: paginas: 152, 574. Tomo XI: paginas: 35, 173, 268, 269, 271, 281, 326, 327, 328, 458. Tomo XII: pagina 32. |
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↑2 | Sesiones de los Cuerpos Legislativos de Chile – Tomo II (1818-1819) pág. 214 |